He de admitir que no soy perfecto.
He llorado, herido, dañado, sufrido, roto, reparado, amado, odiado, recordado y olvidado.
Sé que a veces he hecho más mal que bien, y no estoy orgulloso de poder decirlo. Me arrepiento profundamente de haberte causado daño, de haber sido la causa de que derramaras lágrimas cuando nadie te veía, de haber sido el culpable de que te aislaras del mundo y no dejaras pasar a nadie que no fuera yo. Lo siento, porque yo no estaba allí para pasar y sacarte de aquella habitación que se había convertido en tu prisión.
Había convertido un regalo en tu perdición. En vez de convencerme a mí mismo de que era capaz de amar con pureza, me convencí de que amarte era perderme. Y soy egoísta. Sí, hablo en presente.
Porque sé lo que soy, no me gusta, pero lo acepto.Soy egoísta, frío, duro como una piedra, por suerte o por desgracia. Soy como soy, y creo que me ha servido de mucho en demasiadas ocasiones, y ha hecho más daño del que puedo reparar en otras tantas.
No tengo excusas.
Se me acabaron cuando me di cuenta de que te amaba.
No voy a prometerte un futuro junto a mí, ni a entregarme para siempre.
Te aseguro que ahora, hoy, en este momento estoy aquí, amándote más que a mi vida.
No puedo prometerte que siempre te voy a amar.
Pero te prometo que siempre te voy a querer.
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