14 de enero de 2011

¿Es posible que tu existencia dependa de una sola persona y de cada una de sus respiraciones? Yo diría que sí. Que cada paso que da hace que tu corazón se estremezca, que su sonrisa hace que tú mundo de vueltas y sabes que, sin esa sonrisa, estás perdida.
Qué cosas, ¿no? Una persona, qué jamás imaginaste, que apareció por casualidad, se convierte en el centro de tu mundo y tu universo, que cada vez que tu corazón late lo hace por él, qué cada vez que parpadeas lo haces para darte cuenta de que él es real. Y es que él inventó ese brillo en tus ojos, esas ganas de levantarte cada mañana para descubrir que él sigue ahí, tal como ayer, que es él el que hizo que tu mundo diera un giro de 360º porque, sabes, en lo profundo de tu corazón, que él, es todo lo que tú pedías. Y es que para cada persona la perfección tiene un nombre propio, ¿para mí? Para mí la perfección se llama TU.

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