Desde ese día he pensado muchas veces algo curioso: la gente cree que cuando te pasa algo malo, todo se detiene y te olvidas de las cosas normales, como hacer pis o tener hambre. Pero no es así: en realidad, es como si tu cuerpo y tu os separarais, como si el cuerpo te traicionara y siguiera a su bola, pidiendo cosas absurdas y primitivas –beber agua, comer un bocadillo, ir corriendo al baño- mientras el mundo entero se derrumba alrededor de ti.
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