Hola mis salvajes!
Me estoy demorando un poco en mis lecturas y como no sé muy bien que
publicar os dejo aquí algo que escribí hace tiempo mientras oía una canción de
Elliot Moss, me he acordado del texto hoy ya que ha sacado una nueva canción que
me ha encantado. Si no lo conocéis tenéis que darle una oportunidad.
Grito, grito tan fuerte que me duele la
garganta. Lo ha vuelto a hacer. Todo va muy lento, mis gritos van a cámara
lenta, él está sentado en el sofá, apoya los codos en las rodillas y se tapa la
cara con las manos mientras yo no puedo para de gritarle que lo odio, que lo ha
vuelto a joder todo, me ha vuelto a joder la vida, me destruye poco a poco
creyendo que con pedir perdón todo desaparece, pero solo hace acumular y
acumular culpa, peleas, todas van haciendo una montaña.
Sé que llora, por eso se tapa la cara,
pero me da igual, no recuerdo cuantas veces he llorado por su culpa desde que
lo conozco, ahora mismo me consuela que él también este destrozado aunque no se
parezca en nada a como me siento yo.
El corazón amenaza con salir de mi
pecho cuando se levanta y veo sus ojos rojos y las lagrimas calleándole como
una cascada por la cara, se acerca a mi rápido, agitado, yo me quedo quieta sin
poder defenderme y antes de que me dé cuenta me tiene contra la pared, mientras
entrelaza nuestros dedos. Aparto la cara cuando me intenta besar, lame mi
cuello y cada terminación de mi piel se activa. Si dejo que haga esto lo
perdonare y no puedo hacerlo, no nos hacemos bien. Me pone las manos en su
pecho y luego me las besa, cierro los ojos respirando hondo y me pego más a la
pared.
Esto no está bien, no paro de repetírmelo, pero sus
manos acariciando las mías me distraen. Abro los ojos y el corazón me da un
vuelvo cuando me encuentro con su mirada, me besa los dedos con delicadeza y
tira de mi hacia la cama.
No opongo resistencia, ya ha ganado.
Siempre gana.
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